Tu que me arropas con tus
negras alas.
Nadas en mi sangre
mientras derramo espesas lágrimas,
recorres mi piel sombría,
y desaparezco en el
silencio.
El abismo de las aguas ha
llegado,
posa su oscuridad sobre
mi,
me arrastro entre sombras
cautivas,
que siento como se
apoderan de mi.
Tapo mis oídos para no
escuchar,
sus dulces lamentos,
voces que lloran,
entre impenetrables
secretos.
Te recuerdo cuando cae la
noche,
cuando duermes y me
deslizo en silencio,
cuando el frío y la
tristeza te abrazan
y amanezco en tus sueños.
Soy como una niña en el
prestigio de un sueño,
que vuela ente almas que
vagan,
buscando una sola mirada,
anelándo ser amadas
mientras mueren cada mañana.