Espero cada día la ilución que bañe mis heridas,
Heridas que un día fueron mis amigas,
amigas silenciosas que todo lo podían,
entre lágrimas y llantos se desvanecía mi vida.
Nadíe me tendía su mano,
todos huían cuando el secreto era revelado,
y guardaba para mi mis gritos sin fin,
gritos enmudecidos que pendían de un hilo.
Mi rostro yo camuflo con máscara de alegría,
para que la gente que me rodea no me llame alma fría,
evitando asi preguntas que un día sabía responder,
pero esta vez solo sería en vano otra vez.
Al caer la noche miro por mi ventana,
imagino un mundo lleno de mágia,
un mundo donde no hay dolor,
donde todos los días alguien te saluda con amor.
Donde los colores brillan y mi alma respira,
deleitándose con palabras de una voz tranquila,
que me llama con dulzura y en sus brazos me abriga,
me protege y me ofrece su gran sonrisa.
Me eleva más alto, me hace soñar,
con caballos alados y sirenas en el mar,
con mantos de estrellas en sus brazos giro,
y duermo en praderas llenas de prestigio.
Pero solo son sueños que al despertar,
a mi mundo vuelvo y en sacos rotos yacen una vez más,
la rutina y la vida me vuelve a consumar,
en terribles pesadillas de las que quiero escapar.
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